martes, 30 de marzo de 2010

el viento del norte

vino a visitarme, inadvertido, despacio, se metió por cada rincón, casi imperceptible, pero inevitablemente lleno cada espacio con su gélida presencia entre los cuerpos, en cada recoveco, lentamente va despacio erizándome la piel, muy despacio se hace presente hasta reconocerlo, es Bòreas, evito respirar, me contengo, sé que si lo hago penetrara en mi, no quiero, no quiero, quiero evitarlo, inevitablemente después de un rato doy una bocanada, lo respiro y se mete adentro de mi, cada orificio se llena con su textura de algodón, llenando cada espacio, esa primera bocanada entra como un golpe frío, casi palpable, pero se disuelve y continua su recorrido hasta llenar cada espacio, el otro cuerpo frente mío toma forma, lo veo, lo observo y me doy cuenta que ya ha vivido lo mismo y reconoce mi proceso, lo aguarda, me observa, me ve, pero ya no como antes, dejamos de ser uno, el espacio entre los dos lo llena Bòreas, omnipresente….


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